Si hay algo que recuerdo con horror del instituto son los libros que nos obligaban a leer. Si bien toda la literatura clásica trata los mismos temas actuales, y estos temas han marcado la cultura mundial, títulos como El Quijote, La Celestina o Lazarillo de Tormes han dado una visión de una sociedad que hoy se mantiene dentro y fuera de España. El problema lo tenemos cuando vemos que fueron escritos en castellano antiguo y eso duele a nuestros ojos. La solución para arreglarlo han sido usar adaptaciones audiovisuales o reescrituras. No me puedo meter con la adaptación porque fue la que me hizo aprobar más de un examen, pero si podemos hablar de la reescritura.
Al adaptarse el castellano antiguo al actual, muchos detalles se pierden. Con esto no digo que sea malo, ya que mejor leer eso que nada, lo que digo es: ¿qué gracia tiene leer o estudiar algo antiguo si lo has modificado para que se contemple como moderno? Para ese viaje no necesitamos alforjas, mejor sacamos una nueva versión o actualizamos la historia a algo actual. Y expresado esto, es cuando llega el momento de hablar de los videojuegos.
Los videojuegos como representación artística tiene mucho en común con los libros. De la misma forma que leer El quijote original es complicado y duro, jugar a un juego antiguo también lo es. Podemos hablar del 3D de PSX, pero también del 2D de los primeros juegos con scroll a pedales. Si no queremos irnos tan atrás, recordad el caso de los primeros Command & Conquer (CNC), juegos que hoy se hacen complicados de jugar. Incluso grandes joyas como Super Mario Bros, Metroid de NES, o del todopoderoso Doom se sienten básico. Es más, si recordamos el salto de Doom, tenemos algo raro, un anacronismo porque por muchas opciones y muy buen trabajo que hayan hecho los modders, añadir jugabilidad no es permitir algo, es cambiar todo el conjunto. Otro caso que tengo muy fresco es el de CNC. Su jugabilidad es muy criticada, pero sus limitaciones como el despliegue de construcciones son la base del juego. Si se cambia esto, perdemos un CNC para quedarnos con un simple RTS.
Las empresas saben que el mercado es diferente y han reaccionado de varias maneras:
- Reboot: consiste en la completa adaptación del juego respetando algunas ideas.
- Remake: consiste en tomar el juego original y cambiar varias partes, respetando algunas cosas del original.
- Remaster: consiste en dejar el juego tal cual, y solo mejorar los gráficos.
Como podéis contemplar, la esencia del juego se pierde en todos los casos. De la misma manera que leer un libro del siglo XVI tiene «su gracia» por la forma de escribir, no poder distinguir la cabeza del culo en el de Resident Evil de PSX o Saturn también la tiene. Si se quita eso, el juego no se puede apreciar – o más bien sufrir – como fue original. Leer ese español tan raro se nos hace duro y complicado, así como ver esos gráficos tan deformes o esa jugabilidad tan brusca. Sin embargo, ambas cosas son necesarias para entender el juego y su lanzamiento.
Con esto no digo que sea malo que lancen REloquesea o que siempre hay que jugar al original sin mods, lo que digo que no se pueden valorar juegos si no observamos el original y a ser posible, en el sistema original. Todo el mundo habla de gráficos, pero pocos de jugabilidad y aún menos del hardware. Y con esto me refiero a usar el mismo mando del sistema.
Para ir terminando, no quiero que este texto quede como un lloro por la necesidad de la pureza del videojuego, al final cada uno jugará como pueda y mejor la parezca, y no hay forma mala le pese a quien le pese. Solo quiero declarar que el desastre del nuevo GTA no es romper un juego antiguo, ese juego será siempre el mismo en su versión de PC o PS2. La compilación de los GTA es otro juego con otra vida, una que tiene pinta de acabar igual o peor que el Warcraft 3: Reforged.